martes, 29 de marzo de 2011

ATOLLADEROS DE UN OBJETIVO MASÓNICO EXTIRPADO

Para el vulgo la masonería contemporánea se encuentra en decadencia, para quienes formamos parte de ella sabemos que esto no significa estar agonizando, después de todo “baches” los tenemos grupos, asociaciones y demás organismos formados por hombres, es algo natural, por lo tanto es innegable que nuestra augusta sociedad se encuentra en momentos difíciles.

Lo interesante sería encontrar las causas para enmendar errores y retomar los objetivos que han sido extirpados del seno de dicha institución, para algunos avezados el problema son sus dirigentes ignaros, que no guardan recato por los rituales, abreviando instrucciones y otorgando escalas sin merecimiento, más aun iniciando a quienes no se debe, ni se deben a sí mismos, después de todo, lo importante es engrosar las “arcas” y no las columnas.

Atolladeros podemos mencionar un sin número por demás conocidos por todos, lo importante no es denunciar lo obvio, hacerlo, sería ser parte del problema, porque de acusaciones, evidencias y querellas están llenos los trabajos, tenida tras tenida, relevante sería empezar a labrar la tierra para la siguiente cosecha.

Implantemos pues nuevos órganos supliendo los extraídos, órganos sanos, fuertes con sangre nueva para que el cuerpo mutilado retome consistencia y la cohesión sea perenne, los próximos masones deben sentirse orgullosos de serlo y saberse participes de una institución noble de objetivos claros y precisos.

En cuanto a lo individual el deber no sólo es ético, cívico y/o moral, nos debemos a la búsqueda de la verdad con enfoque panteísta, somos monistas desarrolladores del propio arjé dotados de entendimiento, conciencia y voluntad, lo cual debemos recordar en cada tenida al colocarnos nuestros guantes blancos, símbolo de protección  de las esquirlas actuales como la ignominia, el fariseísmo, la pamema, el remilgo, la beatería, el doblez entre otros exabruptos de hermanos obcecados y que sólo debemos quitarnos  al jurar sobre las Tres Grandes Luces y al formar la cadena de la unión.
En cuanto a lo colectivo, un buen inicio sería retomar hasta el más mínimo detalle del ritual sin dimensión sacramental, recordando que es iniciático, esotérico y tradicional, la perfección y el perfeccionamiento del mismo no sólo nos llevará a comprender y develar la verdadera importancia que va más allá de una realidad transcendental implicada en cada ornamento y símbolo, sino que nos prepararía para aprovechar las energías que, de el emanan y se convierten con el tiempo en la fuente propulsora de la voluntad.
Esto no es exhorto, suplica o requerimiento, mucho menos una formaleta, es un simple punto de vista más sobre la importancia del ritual y el objetivo del mismo, después de todo, es entendible que la masonería es lo que cada quien quiera que sea, lo importante es el templo interior y lo que de el se dimane, ahora bien, si logramos la ecuanimidad masónica será un atolladero menos.